La noche en la que el cielo se estaba cayendo
Ernesto Hontoria López Pocos días después de llegar de nuestro campamento, salí a caminar con Malaika después de la cena. No es lo normal salir después de cenar, pero como la perra todavía estaba llena de la energía y la excitación de la semana que pasó a rienda suelta en el monte, y no se conformaba con la vuelta a la rutina de la ciudad, pedía de múltiples maneras que la sacaran. Imagino que necesitaba drenar la ansiedad y el aburrimiento del encierro. Como además la noche estaba fresca y despejada, con una brisa agradable, que compensaba el calor de ese día de agosto, me animé a salir con ella pasadas las 10 de la noche. En ese caminar a veces tranquilo, a veces a tirones; la perra suele rezagarse para olisquear la grama dejándote caminar tranquilo, y de repente decide que tiene prisa por llegar al árbol que tiene delante, dándote tremendo tirón, descubrí en el cielo el resplandor de la luna llena. Me puse nostálgico de las noches recientes, pasadas en el bosque, completamente apa...